Había una vez un tío llamado Paco, que en los años 80 era el rey del ligoteo. Paco tenía un ritual impecable para ligar en la discoteca, un lugar sagrado donde el humo del cigarrillo flotaba como niebla mágica y el neón iluminaba sus movimientos de baile.
En los 80: Paco llegaba a la discoteca con sus vaqueros ajustados, su camisa de colores chillones y su chaqueta de cuero. Primero, se aseguraba de tener suficiente laca en el pelo para aguantar toda la noche. Una vez dentro, se movía al ritmo de «Stayin’ Alive» de los Bee Gees, con pasos de baile que parecían coreografiados por el mismo Travolta.
Para llamar la atención de una chica, Paco utilizaba la clásica «mirada seductora» a través del humo. Si ella devolvía la mirada, él se acercaba con su frase de oro: — ¡Hola, guapa! ¿Vienes mucho por aquí?
Si la chica sonreía, Paco sabía que estaba en el camino correcto. Entonces, sacaba su arma secreta: la «charla profunda» sobre música y la última película de Spielberg. — ¿Sabías que la música disco tiene un ritmo perfecto para sincronizar los latidos del corazón? —decía, mientras intentaba hacer movimientos de baile sin parecer un robot descompuesto.
Una vez ganada su atención, llegaba el momento decisivo: invitarla a bailar. Si ella aceptaba, Paco sabía que tenía una oportunidad. Bailaban hasta que las luces de la discoteca empezaban a encenderse, y entonces, con un gesto dramático, le pedía su número de teléfono… fijo, claro está.
Ahora: Avancemos hasta el presente. Paco, ahora más maduro pero con el mismo espíritu ligón, se ha adaptado a los tiempos modernos. Ya no hay discotecas llenas de humo, y la música disco ha sido reemplazada por el reguetón. Pero Paco sigue siendo un romántico.
Para ligar hoy en día, Paco primero se asegura de tener la última versión de Tinder en su smartphone. Se pone una camisa moderna y unos jeans bien ajustados, y se acomoda en el sofá de su casa con una copa de vino.
Abre Tinder y empieza a deslizar: — Izquierda, izquierda, izquierda… ¡Oh, espera! Derecha.
Cuando hace «match» con una chica, Paco ya no usa la clásica frase de los 80. Ahora, su primer mensaje es algo así como: — ¡Hola! Vi que también te gusta Stranger Things. ¿Crees que la última temporada estuvo a la altura?
Después de unos cuantos mensajes, Paco decide que es hora de llevar la conversación a WhatsApp. Allí, comparte memes y GIFs para mantener la chispa. Eventualmente, propone una videollamada: — ¿Te gustaría hacer una videollamada y hablar un rato? Tengo unas teorías locas sobre la serie que me encantaría discutir.
Durante la videollamada, Paco se asegura de tener una iluminación perfecta y una camiseta cool. Se sienta frente a su cámara, con su mejor sonrisa y su carisma de siempre.
La conversación fluye, y Paco siente que hay química. Finalmente, propone una cita en persona, pero no en una discoteca ruidosa. Ahora, elige un café acogedor o un paseo por el parque.
Conclusión: Aunque los métodos han cambiado, Paco sigue siendo el mismo romántico de siempre. Ya no necesita laca para el pelo ni luces de neón, pero sigue poniendo todo su corazón en el arte del ligoteo. Y mientras se adapta a las nuevas tecnologías, Paco recuerda con cariño los días de la discoteca y la música disco, sabiendo que, en el fondo, ligar siempre será cuestión de conectar y compartir momentos especiales, sea en los 80 o en la era digital.